¿Polinizadores humanos o abejas robots?
Las abejas son consideradas como los polinizadores más importantes del planeta y, aunque no son los únicos, su disminución influye en la reducción de la producción de frutas, verduras, de especies vegetales utilizadas para construcción, elaboración de bebidas, y textiles, entre otros.
Guiomar Nantes enfatiza que “se debe proteger a los polinizadores, reduciendo los factores que causan su pérdida, o un escenario más terrorífico es reemplazarlos por ‘polinizadores humanos’ o ‘abejas robots’, y eso sería terrible. Los factores que están causando mortalidad o susceptibilidad a enfermedades en las abejas, también causan lo mismo en otros organismos, que también son polinizadores como aves, otros insectos, mamíferos, etcétera”.
Esta situación va ligada a un aumento en los precios de los productos
como consecuencia de la escasez, lo que obligaría a un cambio de dieta. “Las
poblaciones humanas que no tengan acceso a esos productos alimenticios, que proporcionan
una dieta equilibrada y saludable, se verían avocados a productos que no
dependan de polinizadores como los cereales (arroz, trigo, cebada, centeno,
avena,) pero su calidad de vida y su nutrición se reduciría”, explica la
profesora de la Universidad Nacional
de Colombia.
Derivada de esta situaciones nacen
iniciativas como “Cada abeja cuenta”, que busca promover la conservación
de las abejas. Por esta razón Avant Garde, agencia creadora de la iniciativa,
realizará en el año 2021 el Primer Foro Cada Abeja Cuenta, un encuentro de
protectores de las abejas.
Desaparición de ecosistemas
Por otro lado, el déficit de polinización en los bosques influirá sobre la producción y dispersión de semillas y, por tanto, la regeneración de los bosques, lo que a su vez afectaría la producción de oxigeno y agua. “Es una cadena, una serie de interacciones que se romperían causando la degradación de los ecosistemas”, aclara Nantes.
El cambio climático, entre otros factores, está disminuyendo los
polinizadores y, en general, la biodiversidad, animal y vegetal “está causando
alteraciones extremas en todo el planeta: inundaciones, sequias, incendios, descongelamiento de nevados,
ruptura de glaciares, y las actividades humanas de producción de enormes
cantidades de basuras y residuos tóxicos, sin tratamientos adecuados. Todo eso hará
que desaparezcan ecosistemas que sirven de refugio y producción de alimento
para muchos animales, incluyendo las abejas”, explica la profesora.
Pandemia: Resultado del desequilibrio natural
Según la experta, la actual
situación de pandemia es un evento causado por la quiebra del equilibrio
natural en los ecosistemas. “Cada
vez más, la especie humana interactúa con especies silvestres, las cuales
tienen una carga vírica que puede ser transmitida a otros animales y a los
humanos. Virus, bacterias y demás microorganismos, existen desde el comienzo
del mundo, y están establecidos en todas las especies animales, en equilibrio,
por lo cual, pasan desapercibidos. Un microorganismo patógeno puede estar
distribuido en muchas especies animales y su efecto se diluye, precisamente,
debido a la biodiversidad de su huésped, pero cuando una de esas especies se
retira de su medio, y se incrementa su
número en un área determinada se rompe ese equilibrio y la densidad de
microorganismos se incrementa y se generan mutaciones que pueden pasar a la
especie humana. Y el humano, al no ser portador natural de ese microorganismo,
puede manifestar efectos bastante negativos para su salud y conducir a la
muerte. Además, se convierte en foco infeccioso, infectando a las demás
personas”, asegura la experta en abejas.
El confinamiento y las abejas
Gracias a las restricciones de
movilidad, la gente no visita las áreas naturales y, por tanto, están más
protegidas. Guiomar Nantes afirma que “al no estar interviniendo esas áreas naturales la
biodiversidad se mantiene. Se alterará, si se rompe el equilibrio de
interacciones ecosistémicas, cuando se roza, se tala, se incendia”. Pero también,
como explica Nantes, lo que continua ocurriendo es la deforestación, de áreas
naturales, parques nacionales y áreas protegidas, “se ha incrementado más que
antes de la pandemia, porque los que talan bosques están más libres de
adentrarse en esas zonas y destruir el bosque, ecosistemas particulares que
muchas veces contienen especies endémicas, esto es, restringidas a zonas geográficas
especificas. Por ejemplo, si se sigue deforestando la amazonia, Bombus transversalis, abejorro propio
de esa región, estaría en riesgo de desaparecer”.
Si hablamos de la especie Apis. mellifera, los apicultores
tienen permiso para movilizarse a seguir
con su actividad apícola, “pero igual quienes fumigan también lo están
haciendo, y causando mortalidad de abejas. Si como consecuencia de la pandemia
se talan bosques, se eliminan ecosistemas, las abejas sufrirán de falta de
alimento y de sitios adecuados para su reproducción y nidificación, con la
consecuente disminución o desaparición de poblaciones”.
Fumigación con Glifosato
“Definitivamente, es dañino. Altera el
sistema inmunológico de las abejas y por tanto su microbioma intestinal. O sea
que las abejas se tornan susceptibles a contaminación por otros agroquímicos y
a enfermedades causadas por microorganismos, así se afecta la salud de las
abejas y su efectividad como polinizadores. Afecta también las capacidades cognitivas
de las abejas y el proceso de aprendizaje en las forrajeras, lo cual altera su
capacidad de orientación. Han encontrado
glifosato en muestras de miel y ya se sabe que ese herbicida puede provocar cáncer, así que no solo afecta
abejas, afecta otros animales, incluyéndonos”, concluye Nantes.
Información e imágenes: Prensa GUIOMAR NANTES
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