Colombia no es tierra de viñedos, pero sí de sabores. De tamales envueltos en hojas de plátano, de sopas con historia, de fritos que evocan el Caribe y de carnes que se asan bajo cielos abiertos.
Los sabores colombianos son ricos, diversos y arraigados en su historia y tradiciones. Y aunque durante años el vino fue visto como un lujo distante o reservado para celebraciones, actualmente está creciendo la tendencia de consumo, en la mesa, incluso para acompañar platos de la gastronomía local colombiana.
En ese encuentro entre culturas, aparece la viña de Portugal Adegamae con sus vinos Pinta Negra de variedad tinto y blanco, vinos frescos y de marcado carácter gastronómico, elaborados a partir de uvas autóctonas que aportan expresión, equilibrio y una notable versatilidad en la mesa.
Para conocer más como sacar el mayor provecho de sabores a los platos colombianos en armonización con un buen vino de Portugal, aquí les dejamos algunas ideas para sorprenderse y realzar lo mejor de cada receta:
Blanco fresco para realzar sabores de norte a sur
El Pinta Negra Blanco se elabora con dos uvas autóctonas de Portugal. La Fernão Pires aporta aromas florales, frutas tropicales, delicadas notas de miel y un marcado carácter cítrico. La Arinto, destacada por su acidez vibrante, suma frescura y matices a limón. Juntas, crean un vino ligero, expresivo y elegante, ideal para quienes buscan darle ese toque refrescante y fresco a cada plato.
Su acidez marcada lo convierte en el acompañante perfecto de ceviches, tanto los tropicales como los de la Costa Pacífica. Pescados blancos, que son los que se producen en los mares colombianos, así como los pescados de agua dulce, la tilapia, la trucha blanca o la cachama, que pueden ir desde las preparaciones más sencillas y cotidianas, como a la plancha con ensalada, hasta platos más elaborados y contundentes como los encocados y los fritos.
También armoniza con fritos como carimañolas, aborrajados o arepa de huevo, jugando con las texturas y resaltando los sabores.
Y qué decir de las sopas, el ajiaco santafereño, el sancocho o el mote de queso, también pueden combinar muy bien con el Pinta Negra blanco, así como los amasijos, las arepas y los tamales; que también por el lado de las carnes que llevan, puede acompañarse de un Pinta Negra tinto.
Tinto que realza el sabor y aligera el bocado
Por su parte, el vino Pinta Negra Tinto es un vino de carácter, elaborado con uvas Castelão y Aragonêz. La primera, autóctona de Portugal, aporta estructura, taninos definidos y notas a frutos negros como bayas silvestres y ciruelas rojas. La segunda, conocida también como Tempranillo española, añade elegancia, cuerpo y matices de especias y vainilla.
Esta combinación da como resultado un vino equilibrado, ideal para platos de cocción lenta y sabores intensos. Desde una posta negra cartagenera hasta una sobrebarriga, pasando por el cabrito santandereano, la bandeja paisa, la ternera a la llanera o el cuy del sur, todos pueden encontrar en este tinto un maridaje a la altura que, además mejora la experiencia digestiva.
Una invitación a cambiar la percepción
Aunque Colombia no tenga una tradición vitivinícola, su gastronomía es sorprendentemente afín al vino. Platos intensos, sabrosos y diversos encuentran un gran aliado en este producto. La clave está en arriesgarse a probarlo, como lo sugiere la sommelier Catalina Rúgeles:
“Durante años, el vino fue visto como un lujo lejano, ajeno a nuestra mesa diaria. Pero esa percepción está cambiando, la cocina colombiana es muy compatible con el vino, por sus preparaciones de larga cocción y muchos ingredientes.
Los colombianos somos muy moderados con el picante, y eso es una ventaja al pensar en maridar con vino. Además, una parte de nuestros platos tienen influencia europea en sus ingredientes, por ejemplo, las preparaciones con garbanzos. Es cuestión de animarse a probar, sin miedo ni pretensiones”
Si bien, Colombia es un país de jugos, porque no beber con moderación y no acumular una gran ingesta de alcohol los fines de semana”.
Romper mitos: el vino no es un lujo, es cultura
El bajo consumo de vino en Colombia no responde a la falta de afinidad gastronómica, sino a barreras culturales: la percepción del vino como un lujo, la costumbre de acompañar las comidas con jugos, y la idea de que el vino solo debe beberse en ocasiones especiales. “Ya es hora de pensar el vino como parte de nuestra cotidianidad, como una forma de revalorizar nuestra cocina, no como algo externo a ella”, afirma Catalina Rúgeles, sommelier experta.
Los vinos de Pinta Negra, al ser frescos, versátiles y fáciles de beber permiten acompañar desde platos sencillos hasta los más elaborados, y al ser Colombia un país tropical, estos vinos jóvenes son muy compatibles para mejorar la experiencia de comer, una manera distinta de disfrutar y celebrar los sabores locales.
Información e imágenes: Prensa PINTS NEGRA