Agua Bendita, retazos de creatividad para hacer empresa
Lo
que empezó como un ensayo de dos compañeras universitarias para buscar “algo de
recursos” con algunos retazos de tela, se convirtió en una empresa que hoy
llega a 56 países.
Era
2004 y Mariana Hinestrosa y Cataliana Álvarez, que hacían su carrera de diseño
de modas en la Colegiatura de Institución Superior en Medellín, se reunieron
para pensar cómo podían ganar algo de dinero.
Eran
cuatro manos, sueños y una vieja máquina de coser de la mamá de una de ellas. Y
en la mente de Mariana y Catalina lo que pasaba era lo bien y curioso que se
veían los retazos de tela ensamblados. ¿Y qué tal si hacemos vestidos de baño?
Fue la pregunta que se hicieron.
Y
retazo a retazo, en “nuestra primera oficina y planta de producción que era la
casa de Catalina”, fueron dándole forma no solo a los trajes de baño sino a una
empresa con cerca de 15 años en el mercado. Para sus fundadoras, pensar en una
funcionalidad para los pedazos de tela fue lo que incentivó la creatividad y le
dio vida a un producto distinto. De haber conseguido las telas ya listas “la
historia habría sido otra”, dice Mariana.
Como
todo emprendimiento que empieza a marchar necesita un nombre, Catalina y
Mariana pensaron en que lo que hacían era un nacimiento que merecía ser
bautizado, y como todo bautizo es con agua bendita, actuaron en consecuencia.
Además, “la gente es feliz pronunciando ‘Agua Bendita’”, expresa con gracia
esta emprendedora.
Y
así comenzó esta historia de hacer empresa que es también una historia de
pasión, pues el crecimiento de su negocio es también un variopinto escenario de
aventuras.
En
efecto, en medio de su plan de expansión, vivieron también el mayor problema en
la historia de Agua Bendita.
Ocurrió
en México donde advirtieron que alguien les había usurpado la marca. Hasta
tuvieron que sacar la caja de fotografías de los inicios para que el dueño de
aquel negocio se diera cuenta que Agua Bendita ya había sido concebida en
Colombia. Hace apenas dos años, en 2016, Catalina y Mariana recuperaron la
exclusividad de la marca, y la franquicia en México no existe. Sin embargo,
Mariana reconoce que esa experiencia le dio reconocimiento a la marca en este
país.
Agua
Bendita es la demostración de que hacer empresa es un laboratorio permanente.
Bajo
el mismo plan de expansión, con el objetivo de abrir una franquicia en
Venezuela, una ingrata experiencia les llevó a considerar lo trascendental que
es un manual de marca.
Y
es que una vez invitadas a ver la apertura de una nueva tienda en Venezuela,
las fundadoras tuvieron que ver cómo sus vestidos de baño eran promovidos en
una misma vitrina donde resaltaba por lo demás una virgen de Guadalupe.
Hoy,
Agua Bendita cuenta con 25 tiendas en Colombia y 15 más fuera del país. Sin
embargo, a través de los canales de distribución y agentes comerciales llega a
56 países.
Estos
resultados se han logrado con base en dos preceptos, explica el abogado y
máster en Dirección de Empresas Esteban González, CEO de Agua Bendita.
El
primero, por una mentalidad global que le ha permitido a la empresa crecer de
manera continua en lo local, y que en últimas es caldo de cultivo para la
expansión más allá de las fronteras. “Uno tiene que aspirar a Papa para se
monaguillo”, dice González.
Y
en segundo término, empoderando a los colaboradores de Agua Bendita para que
interioricen que lo que hacen “no es porque lo tienen que hacer, sino porque
descubren y tienen la convicción de que su rol es fundamental para cumplir los
propósitos de la empresa”, agrega.
Agua
Bendita tiene 130 empleados directos, pero beneficia a más de 700 mujeres y a
sus familias de manera indirecta.
Mariana
Hinestrosa y Esteban González estuvieron como invitados a Entrevista a Grandes
Líderes, espacio habitual para hablar de emprendimiento del Colegio de Estudios
Superiores de Administración, CESA.

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