Sector energético es el segundo mercado más atacado por el cibercrimen
Los delitos informáticos en el mundo han experimentado un
incremento constante durante los últimos años. Una de las causas es el avance
en la integración de Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC), que
está revolucionando la manera de intercambiar información entre compañías. Esta
transformación digital; sin embargo, ha abierto la puerta a un tipo de
ciberdelincuencia capaz de vulnerar los sistemas con el objeto de secuestrar o
sustraer información de gran valor para empresas de cualquier rubro llegando
incluso a afectar su sostenibilidad.
Rimel Fraile Fonseca, Experto de Digiware, indica que uno de los sectores
más afectados por el cibercrimen es el energético, donde estudios revelan un
incremento sustancial en los ataques durante los últimos años, con un costo
aproximado de US$ 17.20 millones al año. “La industria que se dedica a la
generación, transporte y distribución de energía está registrando un elevado
índice de incidentes y se ubica en segundo lugar en cuanto a ciberataques
después del sector financiero. A medida que la transformación digital se ha
extendido en este mercado, también ha aumentado el cibercrimen, con ataques
cada vez más sofisticados a las infraestructuras críticas -entendidas como
aquellas que proveen servicios básicos a la población- “, comentó el experto.
La integración de los sistemas eléctricos en el desarrollo de
nuestra sociedad pone en relieve la importancia de proteger y garantizar la
continuidad de las operaciones. Un ciberataque en la industria energética
podría causar un impacto completo a la infraestructura, provocando disrupciones
económicas o financieras.
“Ciberdelincuentes desarrollando ataques sofisticados pueden tomar
el control de los sistemas de control industrial (ICS) y redes SCADAl, logrando
acceso a información clave para borrar archivos o dañarlos de forma permanente;
además de tomar control, sabotear subestaciones de abastecimiento y robar data
confidencial de la empresa. El daño incluso podría extenderse a otras empresas
conectadas a la red afectada”, aseguró el ingeniero Fraile.
Como parte de las recomendaciones que brindó el especialista, sugirió
contar con un aliado estratégico en
ciberseguridad que utilice sistemas de alta tecnología, que permita
afrontar los retos y riesgos de la transformación digital; cerrando la brecha
que existe hoy día entre el potencial impacto que puede producir una ciberamenza
y la capacidad que tiene la organización para mitigarla y responder cuando se materialice.
Este aliado debe tener la capacidad de analizar volúmenes importantes de datos (inclusive
de fuentes OT), predecir de ataques y gestionar vulnerabilidades en las
operaciones tanto de un entorno TI como industrial.
Además, es clave reconocer
que las grandes fugas de información
se han generado a través de terceros, hoy en día los atacantes no tienen
como foco principal a la gran empresa, sino a los distribuidores u
organizaciones pequeñas que laboran para una gran red. Es de esta forma que los
delincuentes afectan las redes de abastecimiento más grandes.
“Al no tener un lineamiento claro de cómo proteger la
infraestructura critica del sector Energético, las organizaciones son blanco
fácil para el cibercrimen. Por eso es clave entender y reconocer esta realidad
para saber cuánto invertir, cómo plantear las estrategias de prevención,
detección, colaboración y cómo responder frente a un ciberataque”, afirmó Rimel
Fraile
Cada vez es más urgente la generación de mecanismos de cooperación
internacional y colaboración sectorial que permitan controlar y predecir
atentados cibernéticos contra las empresas del sector energético. De manera que
el desarrollo de las nuevas tecnologías y la transformación digital de la
industria se de en un contexto regulado y seguro.
Situación en
América Latina
De acuerdo a Andrés Galindo, Director Ejecutivo de Digiware, en
países como Perú y Colombia la protección de la infraestructura crítica se
encuentra en formación. “La falta de regulación y prevención de las
infraestructuras es un problema de toda Latinoamérica. En la mayoría de los
casos, la alta dirección no está sensibilizada sobre el tema y le resta
importancia. Esto, sumado a que la inversión en centros de monitoreo de
ciberseguridad aún es muy reducida”.
En general, existen avances en la región en cuanto a la
ciberseguridad de las organizaciones. Sin embargo, el sector energético en
América Latina permanece rezagado y con una brecha muy grande por falta de
normativa legal. En países como Perú y Colombia ya existen normativas para la
seguridad del sector y la aplicación de requerimientos mínimos de
ciberseguridad, reduciendo riesgos de ciber terrorismo y guerra electrónica.
Pero vale la pena resaltar que otros países como España y Estados Unidos desde
hace ya varios años cuentan con diversos proyectos de regulación, como la Ley
de Protección de Infraestructuras Críticas, Estrategia de Ciberseguridad, entre
otros.
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