Cinco retos de una Sociedad sin Efectivo
En
los últimos años, varios países del mundo han dado pasos importantes hacia lo
que se ha denominado: “Sociedades sin efectivo”; gracias –entre otras cosas- a
la aceptación cada vez más generalizada de pagos no monetarios y a la
utilización de tecnologías como los sistemas de pago automáticos sin contacto,
que han ayudado a agilizar las transacciones.
A
pesar de los múltiples beneficios de esta tendencia, especialmente en el sector
de retail, cada vez existen mayores preocupaciones por parte de un número
importante de consumidores, para quienes el dinero físico es todavía una parte
importante de sus vidas. En Suecia, por ejemplo, varias tiendas y restaurantes
ya no aceptan dinero en efectivo, y si bien el país es considerado como un
líder global en esta materia, existen serias inquietudes en algunos ciudadanos,
quienes ven amenazadas sus finanzas personales, y hasta su independencia y
autonomía en materia económica, por este fenómeno.
Sin
embargo, algunas de estas preocupaciones no son del todo infundadas. De acuerdo
con Colin Gordon, Marketing Manager de NCR (empresa líder de tecnologías
omnicanal y de soluciones de autoservicios) hay una serie de grandes desafíos
asociados a una Sociedad sin Efectivo, que hasta tanto no se afronten y se
resuelvan, ésta no podrá ser posible en un 100%. Aquí hay cinco cuestiones clave para
considerar al respecto:
1. Débil seguridad y
privacidad financiera:
Algo
que preocupa bastante a ciertos consumidores, es la seguridad de los sistemas y
soluciones sin efectivo. Debido al aumento considerable de organizaciones delincuenciales
y/o terroristas de carácter cibernético en los últimos años, muchas de estas
soluciones no monetarias han quedado más expuestas que antes; o al menos eso es
lo que muchos presumen, ya que cada vez son más frecuentes, novedosos y
poderosos los ataques que esta clase de grupos emplean en contra de los
diversos sistemas digitales de pago. Así mismo, también existen preocupaciones
con respecto a la privacidad de las transacciones con huella digital, ya que el
pago en efectivo es más anónimo.
2. No disponibilidad
de un Plan B:
Otra
preocupación que no solo aqueja a los consumidores sino a los comerciantes en
general, es qué hacer en caso de que los sistemas y/o plataformas de pago automático
no funcionen, ya sea por una eventual falla técnica, o inclusive, hasta por un
desastre natural (inundaciones, terremotos, huracanes, etc.). Ante situaciones
de emergencia como las anteriores, sería necesario y oportuno seguir contando
con dinero en efectivo como una opción de respaldo confiable, pero sobre todo,
con sistemas que permitan pagar y hacer todo tipo de transacciones de este
modo, por lo menos de manera transitoria.
3. Menos control del
gasto:
Una
de las ventajas del dinero en efectivo, es que permite a las personas tener un
mayor control sobre su presupuesto y también sobre sus ingresos y egresos, ya
que cuando el dinero sale físicamente de la mano como parte de una transacción,
éste tiende a quedar registrado en la memoria del consumidor de forma mucho más
clara y permanente que cuando se paga con una tarjeta u otro medio electrónico.
De hecho, cuando se hacen transacciones
digitales, se corre el riesgo de no saber exactamente cuánto dinero se está
gastando, lo que ocasiona que algunas veces las personas lleguen a fin de mes
con un saldo mucho menor del que inicialmente creían, simplemente porque no
pueden ver con sus propios ojos cuánto dinero está gastando y cuánto tienen
disponible.
4. Consumidores poco
dispuestos:
Independientemente
de cuan efectivas sean las campañas de promoción, mercadeo, comunicaciones y
hasta de educación pública, seguramente habrá un cierto número de consumidores
que se resistirán a migrar hacia una economía sin efectivo. Y aunque se piense
que esta población estaría compuesta principalmente por los ciudadanos de mayor
edad, lo cierto es que muchas personas de todas las edades prefieren negociar
en efectivo por una variedad de razones, las cuales deben ser escuchadas y
respetadas.
5. Pérdida de control:
Muchas
de las preocupaciones que rondan la mente de los consumidores acerca de vivir
en una Sociedad sin Efectivo, se reducen principalmente al miedo y/o sensación
de tener menos control sobre sus finanzas personales. Ya sea por no poder
sentir o ver físicamente los billetes y monedas en sus billeteras y carteras, o
por la desconfianza hacia el sistema bancario o incluso hacia el gobierno, lo
cierto es que el dinero en efectivo brinda a las personas una sensación de
comodidad y seguridad que difícilmente puede igualarse con otras alternativas.
En
conclusión: el dinero en efectivo sigue y muy probablemente seguirá
trasmitiéndole a los consumidores seguridad, confianza y control sobre este
mismo, además de darle a las finanzas un sentido tangible de valor, que es
particularmente útil a la hora de elaborar un presupuesto. Y aunque tanto las
tarjetas bancarias como los pagos móviles brindan mucha más flexibilidad y
comodidad a los usuarios, una Sociedad sin Efectivo sigue siendo muy poco
probable en el mediano plazo.
“El
escenario ideal sería un mundo con un claro enfoque o tendencia hacia la
omnicanalidad, que permita a los consumidores elegir de forma fácil, ágil y cómoda
entre transacciones digitales o con dinero en efectivo, porque si bien los
pagos no monetarios pueden convertirse en la norma para muchas transacciones en
los próximos años, siempre debe haber un lugar para los billetes y monedas”,
aseguró Gordon.
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