Retos y perspectivas del comercio electrónico en Colombia
Según cifras de la Cámara de
Comercio Electrónico, en Latinoamérica solo el 11% de la población hace
compras en línea, mientras que el promedio mundial es del 24%, lo que demuestra
que es una región que presenta un atraso en el uso de comercio electrónico y
por lo tanto, existe una gran oportunidad para América Latina en el despliegue
de este tipo de canales.
Al cierre del año 2018, solo el 8% de la población
colombiana realizaba transacciones de comercio electrónico. Esta era una
actividad que se concentraba solamente en las partes más pobladas del país y
estaba centralizado en estratos socioeconómicos altos, según datos del DANE.
En el 2020, con los cambios que ha traído el COVID-19 y las medidas de
aislamiento social, el comercio electrónico se ha convertido en un armonizador
de la economía, pues ha facilitado la vida de los colombianos en todos los
sentidos (transacciones, adquisición de bienes y abarrotes) y además mantener
algunos flujos económicos vigentes.
Actualmente, las tendencias muestran
que el consumidor se está desplazando a un ambiente digital, y así como lo
asegura María Fernanda Quiñones, presidenta ejecutiva de la Cámara de
Comercio Electrónico, “tenemos todas las oportunidades para aprovechar esta
disrupción y derribar los inhibidores regulatorios, la falta de articulación
entre los eslabones de la cadena de valor de comercio electrónico de cara al
desarrollo de la industria”.
En este contexto, las zonas francas están llamadas a ser
un eslabón esencial de la cadena de las transacciones en línea por su
posibilidad de optimizar los costos de almacenamiento de mercancías, la
simplicidad de sus procedimientos aduaneros y la integridad de su
infraestructura física y tecnológica de punta.
A partir del momento en el que el
Gobierno estableció las medidas de protección social para hacerle frente a la
pandemia, el comercio electrónico empezó a crecer de manera exponencial. “El comercio electrónico hoy en día es una herramienta que
sirve para reaccionar ante una situación económica como la que estamos
viviendo, además de un canal necesario y de importancia capital en la
reactivación económica del país, tiene la posibilidad de mantener a las
empresas en la competitividad global que ya incluye este tipo de canales”, añadió
María Fernanda Quiñones.
Al respecto, Iván Mauricio Durán,
director de la Dirección de Desarrollo Digital, aseguró
que “durante el tiempo de aislamiento preventivo obligatorio, las plataformas
de comercio electrónico han demostrado que son una herramienta clave para que
empresas y consumidores sigan vendiendo y comprando bienes y servicios,
facilitando el cumplimiento de las medidas de distanciamiento social. En este
contexto, la transformación digital y el comercio electrónico son temas que
pueden salir fortalecidos y ayudar a potenciar la actividad económica del
país”.
¿Cómo está Colombia en términos de consumidores de
comercio electrónico transfronterizo?
En el contexto internacional,
Colombia, debido a su posición geográfica y estabilidad macroeconómica, ha
servido de plataforma de comercio exterior para la distribución física de
mercancías, con una de las mejores localizaciones e
infraestructura aeroportuaria en América Latina, “el Aeropuerto El Dorado es el
primer aeropuerto de carga de Latinoamérica con 750.000 toneladas, además,
ofrece uno de los menores costos de fletes aéreos de los países vecinos y
podría, gracias a esa ventaja, convertirse en un hub que permitiera la entrada
y salida de este tipo de operaciones”, agregó Quiñones.
No obstante, Colombia cuenta con una
rígida legislación aduanera, cambiaria y de comercio exterior, siendo necesario
que el CONPES incluya una política especial para fomentar el comercio
electrónico transfronterizo, como una herramienta fundamental para incrementar
el desarrollo y competitividad en el país.
Según la Cámara de Comercio
Electrónico, las medidas a considerar para el impulso y desarrollo del
comercio electrónico transfronterizo son:
·
Canalización de divisas: actualmente existe la obligación de canalizar las divisas de
las exportaciones de comercio electrónico a través del mercado cambiario,
dejando de lado otros mecanismos, incluyendo las pasarelas de pago.
·
Normas de comercio
exterior: las plataformas de comercio
electrónico son un intermediario entre el vendedor y el comprador final del
exterior, por lo tanto, deben crearse normas que permitan las exportaciones en
consignación, tanto para exportadores en territorio aduanero nacional, como
para usuarios de zonas francas.
·
Zonas francas: se deberían permitir actividades del comercio electrónico
transfronterizo en las zonas francas colombianas tanto en materia de
importación como de exportación, contemplándose incluso su combinación con el
régimen aduanero de tráfico postal cuando las importaciones vienen en paquetes
directamente del exterior. Además, se debe trabajar en la articulación de las
zonas francas con los CDLI (Centros de Logística Internacional) para lograr la
creación de hub logísticos de comercio electrónico
transfronterizo.
De cara a este escenario, Diego Vargas, gerente general de la Zona Franca de Bogotá, afirma que “nosotros, como administradores y desarrolladores
de zonas francas, entendemos que nos encontramos actualmente en un ciclo económico
de transición, donde la carga contenerizada le va a dar paso a la
entrega de paquetes bajo unas condiciones de tiempo y espacio sustancialmente
diferentes al comercio tradicional que estamos acostumbrados en las zonas
francas”.
“Por esta razón, desde hace un tiempo estamos
preparándonos para abordar las diferentes temáticas que nos permita adaptarnos
a los nuevos modelos de negocios dadas las nuevas condiciones de
mercado”, concluyó.
Para finalizar, el Grupo ZFB está
organizando un ciclo de encuentros con expertos en e-commerce, enfocados
en tratar temas para mejorar la competitividad y generar
oportunidades de crecimiento para el país.
Información e imágenes: Prensa ZONA FRANCA BOGOTA
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