Guía para alumnos sobre cómo manejar el estrés escolar
Uno de los mayores desencadenantes de estrés para las
personas en 2020 (incluidos los alumnos del Programa del Diploma del IB) ha
sido tener que aceptar que hay muchas cosas que están fuera de nuestro control.
No podemos controlar las decisiones que toma el gobierno para hacer frente a la
pandemia de la COVID-19 (coronavirus). No podemos controlar el cierre de los
colegios, el tiempo que permanecerán cerrados ni las medidas de seguridad para
su reapertura. No podemos controlar las decisiones sobre cómo se adaptará y
evaluará el currículo a medida que las organizaciones van haciendo frente a las
circunstancias imprevistas en diferentes partes del mundo.
Para los alumnos del Programa del Diploma, la
sensación de falta de control ya estaba presente en sus vidas debido a las
exigencias del currículo del IB sobre su tiempo, energía y atención. Si a esto
le añadimos todos los factores externos que están sucediendo en el mundo y que
no podemos controlar, el estrés de ser alumno durante esta época es enorme.
Creo que una de las lecciones que podemos aprender de
la pandemia es la importancia de centrarnos en aquello que sí podemos
controlar. Debes dejar de perder tiempo y energía preocupándote por lo que no
puedes controlar, y canalizar esa energía en las cosas que sí están bajo tu
control. Puedes empezar por tus pensamientos, comportamientos y hábitos, es
decir, decidiendo a qué dedicar el tiempo. ¿Estás concentrado en las
percepciones negativas de tu situación (ideas que realmente no te llevan a
ninguna parte o te hacen dar vueltas en círculos)? ¿O aprovechas los desafíos
que enfrentas como una oportunidad para crecer y desarrollarte como persona y
como alumno?
En este artículo, invito a los alumnos a que se hagan
algunas preguntas creadas para ayudarlos a centrarse en las cosas que pueden
controlar. Puedes hacerte estas preguntas a ti mismo, como un breve chequeo,
para detectar en qué áreas necesitas prestar más atención. Las preguntas se
dividen en cinco categorías: el estrés por exámenes, por malos hábitos, por
relaciones, por una actitud fatalista ante el futuro y por malas experiencias.
1. Estrés por exámenes
Este tipo de estrés suele formar parte del “pánico escénico”.
Podemos sentir pánico escénico al participar en una competencia deportiva o
cuando tenemos que hacer una presentación o una tarea importante, como escribir
un trabajo. Es decir, en cualquier situación donde nuestro desempeño se ve
evaluado de alguna forma. Por lo tanto, he aquí algunas preguntas que puedes
hacerte para reflexionar sobre la ansiedad que te causan los exámenes y evaluar
si necesitas apoyo profesional para reducir el estrés:
- ¿Qué
asignaturas me generan más estrés o ansiedad?
- ¿Cuándo
empecé a sufrir ataques de ansiedad o ataques de pánico antes de una
prueba o un examen importante?
- ¿Existe
la posibilidad de que el estrés del examen me impida demostrar lo que sé?
2. Estrés por malos hábitos
- ¿He
desarrollado malos hábitos de sueño durante mi estudio que pueden
obstaculizar el logro de mis posibles objetivos educativos (por ejemplo,
quedarme estudiando toda la noche para un examen, luchar para conciliar el
sueño antes de medianoche o recurrir a pastillas, como somníferos, como
solución rápida)?
- ¿He
desarrollado malos hábitos alimenticios que pueden obstaculizar mi
capacidad para concentrarme mejor (por ejemplo, comer por estrés o por
motivos emocionales, olvidarme de comer o recurrir con frecuencia a la
“comida reconfortante”, como la comida basura y el azúcar procesado,
debido al estrés)?
- ¿He
desarrollado una relación poco saludable con la tecnología que puede estar
obstaculizando el logro de mis objetivos (es decir, desarrollar adicción a
las redes sociales, permitir que las aplicaciones me distraigan del
estudio y me desconcentren, ver Netflix de forma compulsiva o jugar a
videojuegos durante muchas horas)?
3. Estrés por relaciones
- ¿Soy
feliz en la relación que tengo con mis amigos y compañeros?
- ¿Soy
feliz en mi vida amorosa?
- ¿Qué
relaciones en mi vida me parecen que son poco saludables o tóxicas y
pueden estar agotando mi capacidad de concentrarme en alcanzar mis
objetivos?
4. Estrés por una actitud fatalista
ante el futuro
- ¿Estoy
dispuesto a seguir un plan B o un plan C si no ocurre lo que quiero, o
sentiré que el mundo se derrumba si no obtengo las calificaciones
necesarias para concretar mi plan inicial?
- ¿Soy
una persona obstinada en su forma de pensar o tengo la flexibilidad
intelectual para evitar preocuparme de manera excesiva sobre el futuro, de
modo que pueda considerar todas mis opciones desde una perspectiva más
fundamentada?
- ¿Me
encuentro atrapado en una espiral de pensamientos negativos que me impiden
concentrarme y estudiar de manera eficaz?
5. Estrés por malas experiencias
- ¿He tenido
malas experiencias en el colegio en el pasado que han destruido mi
confianza y autoestima académica?
- ¿Siento
que estoy condenado a que me vaya mal en las pruebas y los exámenes porque
no me ha ido bien antes?
- ¿El
miedo a sufrir un ataque de pánico o a que la mente me quede en blanco me
impide concentrarme en mi educación?
Por último, si bien no menos importante, pregúntate si
te ayudaría recibir apoyo profesional para trabajar en la recuperación de tu
confianza y autoestima o para cambiar un mal hábito (ya sea una forma de
pensamiento negativo, como tener una actitud fatalista ante el futuro, o malos
hábitos de sueño).
“No es fácil abrirse a alguien y
hablar de las cosas que te estresan de una manera constructiva y dirigida a
resolver el problema”.
La sociedad nos ha hecho creer que solo las personas
“débiles” piden ayuda, lo cual es sencillamente falso. La verdad es que hay que
tener mucho valor para acudir a alguien y pedir ayuda profesional. No es fácil
abrirse a alguien y hablar de las cosas que te estresan de una manera
constructiva y dirigida a resolver el problema. Muchos alumnos del IB eligen
compadecerse de su estrés y aferrarse a él, a veces incluso como una especie de
“insignia de honor”. Tienes que
estar dispuesto a asumir la responsabilidad de tu vida, tus sentimientos, tu
salud y tu bienestar para llegar al punto de tener el valor de pedir ayuda, y
eso requiere fortaleza.
Si estudias en un Colegio del Mundo del IB que tiene
un asesor escolar a tiempo completo o parcial, ponte en contacto con él o ella
para que te enseñe a aliviar el estrés, y a prepararte mental y
psicológicamente para tener un buen desempeño en el colegio. Pídeles consejos a
tus profesores sobre cómo mejorar tus hábitos de estudio y cuidado emocional al
final de la clase. También puedes pedirles consejos a tus amigos, tu comunidad
local y tu familia. Puedes tomar clases de yoga o de conciencia plena para
adolescentes a fin de aprender nuevas técnicas para aliviar el estrés y
centrarte en tus objetivos y sueños.
No sufras en silencio. Se necesita algo más que
profesores y tutores privados para lograr un buen desempeño académico. Tu mente
es importante. Tus hábitos son importantes. Tu estado emocional es importante. Aprovecha esta oportunidad para aprender más sobre
cómo mejorar tus habilidades, tus hábitos de estudio y tu cuidado emocional. Te
lo agradecerás en el futuro.
Información e imágenes: IMS MARKETING
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