¡Cuidado en casa! Consejos clave para prevenir caídas en adultos mayores desde la enfermería
Cada año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 37,3 millones de personas en el mundo sufren caídas que requieren atención médica. Esta cifra, que no deja de crecer, se vuelve aún más preocupante si se considera que los adultos mayores de 65 años son los más afectadas. En Colombia, donde el envejecimiento poblacional avanza con rapidez, esta realidad se traduce en un reto urgente para la salud pública y para los hogares.
Paradójicamente, el lugar donde los adultos mayores deberían sentirse más seguros es también donde se producen la mayoría de accidentes: la casa. Sin embargo, con acciones preventivas simples y la guía de profesionales en enfermería, es posible reducir significativamente estos eventos que muchas veces terminan en fracturas, hospitalizaciones o pérdida de autonomía.
Así lo afirma Mónica Margarita Barón Castro, docente del programa de Enfermería de Areandina Pereira, quien asegura que “una caída puede parecer un accidente aislado, pero muchas veces es el resultado de riesgos acumulados en el entorno y en la salud de la persona. Por eso, la prevención empieza en casa y debe ser constante”.
Prevenir desde el entorno: adaptar el hogar y entender los riesgos
No es casualidad que estos accidentes ocurran. Factores como la debilidad muscular, los problemas visuales, el uso de múltiples medicamentos, los entornos desordenados o con poca iluminación, así como las alteraciones en el equilibrio por condiciones neurológicas, se combinan para aumentar las probabilidades de un accidente.
La buena noticia es que la mayoría de estos factores pueden abordarse con cambios simples. Desde la enfermería, se recomiendan intervenciones domésticas como instalar pasamanos en pasillos y baños, quitar alfombras sueltas, reorganizar los muebles para despejar los caminos, mejorar la iluminación en todas las áreas del hogar y colocar superficies antideslizantes en baños y duchas.
Barón enfatiza que no se trata de grandes inversiones, sino de decisiones informadas: “El hogar debe pensarse desde la funcionalidad, no solo desde la estética. Muchas veces, pequeños cambios como ubicar mejor los muebles o instalar una luz nocturna hacen la diferencia entre una rutina segura y una caída que puede ser grave”.
Pero la prevención no se detiene en los ajustes físicos. El papel del profesional de enfermería es clave para evaluar riesgos personalizados, revisar efectos secundarios de medicamentos, orientar a la familia y plantear rutinas que fortalezcan la movilidad del adulto mayor. Todo esto hace parte de un plan integral que prioriza la seguridad en el día a día.
¿Cómo prevenir estos percances y actuar a tiempo?
Además de adaptar el hogar, promover el movimiento es crucial. La actividad física supervisada y adaptada a cada persona mayor puede marcar la diferencia en términos de equilibrio y fuerza muscular. Ejercicios sencillos como caminar en línea recta, ponerse de puntillas, levantarse de una silla sin usar las manos o mantenerse sobre una pierna unos segundos ayudan a mejorar la estabilidad.
Pero, ¿si la caída ocurre qué hacer? La docente de Areandina recomienda mantener la calma, no mover bruscamente al adulto mayor, y solicitar atención médica si hay dolor intenso, sangrado o posibles fracturas. Además, es clave analizar el entorno donde ocurrió el accidente para corregir el riesgo y evitar que se repita.
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