Panorama del mercado laboral femenino en Colombia
El 8 de marzo, como todos los años, se
conmemorará el Día internacional de la Mujer como símbolo de recordación de la
lucha de aquellas que buscaban la igualdad
de género. Y aunque han sido varios los años de trabajo para superar las
brechas históricas, en la actualidad aún está marcada la diferenciación de
género en el ámbito laboral y empresarial.
Según
el Informe Nacional de Empleo Inclusivo (INEI 2018- 2019) realizado por el
Programa de Alianzas para la Reconciliación de USAID y ACDIVOCA, la Fundación
Andi y la Fundación Corona, a enero del 2020 el desempleo general en Colombia
es del 9,7% pero cuando se hace zoom dentro del grupo poblacional específico de
las mujeres, esta cifra se incrementa a 12,7%. Lo que revela una brecha
significativa en el acceso al mundo laboral, determinada en gran parte por barreras
sociales, culturales y organizacionales; asociadas a estereotipos de género,
sesgos en los procesos de selección y carga de labores del hogar.
Respecto
a la participación de mujeres en el mercado laboral en el mundo, el 29% ocupan
posiciones de liderazgo en las compañías y tan solo el 15% de las posiciones de
CEO. En Colombia hay más de 622.000 mujeres respecto a los hombres, y de
acuerdo con los resultados del Ranking PAR 2019[1],
el 34% de los cargos de liderazgo son ocupados por mujeres. Ejemplo de ello son
empresas como Corficolombiana, Seguros Alfa, Terpel, Grupo Aval, Crepes &
Waffles y Camacol.
Si
bien esto es estadísticamente alarmante, ejemplos como los anteriores evidencian
los cambios incipientes que está registrando el país en materia de género, pues
según el DANE la disminución de la brecha de participación de las mujeres en el
mundo laboral ha pasado del 24,7% al 20,3% en los últimos siete años.
Sobre
la inclusión laboral y la equidad de género en las empresas, Ricardo Amaya,
director del Programa de Alianzas para la Reconciliación afirma: “La promoción
de empleo inclusivo mejora el clima laboral y organizacional, logrando que los
empleados estén más motivados con sentimientos de pertenencia hacia la
organización y, sean más creativos e innovadores en la búsqueda de soluciones.
Además, la adopción de estas prácticas genera beneficios económicos y sociales
para las empresas empleadoras, en el corto, mediano y largo plazo”.
Por
su parte, María Lorena Gutiérrez, presidenta de Corficolombiana aseguró: “Como
mujer, y también como directiva, tengo la convicción de que el fortalecimiento
de la diversidad fundamentada en la meritocracia, la igualdad de oportunidades,
la inclusión y la no discriminación es fundamental para el éxito de las
organizaciones. Por ello, desde la Presidencia de Corficolombiana, apuesto para
que las mujeres cuenten con los espacios, las herramientas y las condiciones
propicias para impulsar su desarrollo personal y profesional, en un entorno que
representa grandes desafíos”.
Respecto
a la segregación laboral, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) encontró
que la dedicación en oficios de baja o mediana calificación, relacionados
principalmente a sectores como educación, salud y cuidado de personas ratifican
los estereotipos asociados al género. Al respecto afirma: “las mujeres tienden
a segregarse en sectores tradicionalmente considerados como femeninos, los
cuales suelen ser de baja remuneración. Así, mientras que casi el 30% de las
mujeres trabajan en sectores vinculados al cuidado (educación, salud y trabajo
doméstico), entre los hombres estos sectores solo ocupan el 6%. En contraste,
sectores como la agricultura o la construcción ocupan a más del 30% de los
hombres y solo al 8% de las mujeres” (BID 2019).
Sandra
Solórzano, presidente de Seguros Alfa, apuntó: “Soy una convencida de que el camino
de la evolución solamente podrá ser una realidad en la medida en que contemos
con personas creativas y diversas que nos permitan tener diferentes puntos de
vista. Privilegiar las ideas y el talento independientemente de si proviene de
un género determinado. Cabe resaltar que en Seguros Alfa el 63,50% de los
empleados y el 64% del comité ejecutivo somos mujeres, por lo que entendemos la
relevancia del balance entre géneros”.
Según
el DANE (2019), gran parte de las brechas que registran las mujeres en el
mercado laboral están asociadas a la sobrecarga de trabajo doméstico y de
cuidado no remunerado. De hecho, las mujeres, en promedio, destinan un poco más
de 7,1 horas al día a las labores domésticas y de cuidado no remunerado,
mientras que los hombres destinan 3,2 horas a estas tareas.
Brecha salarial
En
cuanto a este punto, según el INEI una mujer recibe 88 pesos por cada 100 que
recibe un hombre, lo que evidencia una brecha salarial de 12% en todos los
niveles de ingresos en los que hombres y mujeres tienen características
personales y laborales similares (DANE, 2019).
Particularmente,
en el primer cargo profesional una colombiana gana 30% menos que un colega
hombre de la misma formación y, aunque cuesta menos para las empresas, no son
promovidas igual de rápido. Al indagar sobre las posibles causas, la literatura
sugiere que, al momento de contratar a las mujeres, las empresas consideran
gastos adicionales asociados a la maternidad y el cuidado de los hijos, pero
también, que las mujeres no negocian sus condiciones laborales.
Si
bien el país ha avanzado en el acceso de las mujeres a la educación, formación
e intermediación, los logros están aún condicionados por barreras que limitan
la probabilidad de tránsito de las mujeres desde la escuela hasta el empleo. De
hecho, se estima que el cierre de la brecha de género en la participación
económica de las mujeres tardará cerca de 257 años.
En
conclusión, el acceso y permanencia de las mujeres en el mercado laboral se da
de manera desigual y bajo condiciones inequitativas, como la falta de remuneración
del trabajo doméstico y de cuidado en entornos familiares, la ausencia o
insuficiencia de servicios de cuidado infantil, el difícil acceso a ocupaciones
de alto nivel o cargos directivos y la remuneración inequitativa por las mismas
funciones laborales entre géneros.

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