El COVID-19 forzó al comercio colombiano a acelerar su transformación como nunca antes, según reporte
La pandemia del coronavirus ha
obligado al comercio minorista en Colombia a pisar el acelerador de varias
transformaciones en las que ya trabajaba para tratar de sobrevivir la crisis
económica derivada de las medidas de confinamiento social, según un estudio
presentado por la firma especialista en bienes raíces y gestión de inversiones
JLL.
El reporte analizó el
comportamiento del sector desde la óptica de los principales actores de la
industria -desarrolladores y operadores de centros comerciales, fondos de
inversión, marcas y consumidores- y concluyó que, aunque no ha habido cambios
disruptivos en el sector, sí avanzaron procesos en marcha como el ascenso de la
renta variable, la reconfiguración de espacios comerciales y el desarrollo de
nuevos modelos de restaurantes.
Imagen: Shutterstock
“El COVID-19 está afectando la
economía a nivel mundial y nacional de una forma profunda pero que aún es
difícil de dimensionar. Una industria golpeada es el sector inmobiliario con
segmentos muy castigados como el hotelero y el retail. En estos últimos es
donde ha sido más visible la naturaleza del choque y donde ha proliferado una
multiplicidad de medidas para enfrentarlo”, explicó Adriana Pinzón, Senior
Consultant Research, Consulting & Valuation de JLL Colombia y autora del
informe.
Escenario sin precedentes del comercio minorista
Según JLL, la industria de retail
en Colombia se enfrenta a un escenario sin precedentes, pues en la primera fase
del proceso de aislamiento un 90% de los establecimientos comerciales se vieron
obligados a cerrar sus puertas, acatando las medidas impuestas por el gobierno
para contener el contagio; la operación se restringió exclusivamente a
categorías esenciales: supermercados, farmacias, servicios (salud, bancarios,
mensajería, notarías), tiendas para mascotas (alimentación y emergencias
veterinarias) y restaurantes con servicio a domicilio.
Durante dicha fase, el desempeño
se mantuvo positivo, sobretodo ya que el gasto de los hogares en marzo creció
11,2%, impulsado principalmente por las compras de aprovisionamiento previas al
confinamiento y las ayudas otorgadas por el Gobierno a hogares menos
favorecidos.
En dicho mes, de acuerdo con
fuentes consultadas por JLL, los centros comerciales registraron ventas de
alrededor COP$3 billones (COP$3,3 Billones en 2019), al tiempo que las ventas
del comercio minorista presentaron un crecimiento de 5% en el acumulado a marzo
de 2020.
“Fue en abril que el
confinamiento tuvo un impacto negativo sin precedentes en las ventas”, matizó
Pinzón.
El comercio minorista (excluyendo
combustibles y vehículos) registró una caída de 25,4%, mientras que en centros
comerciales la caída en ventas fue de aproximadamente 77% frente al mismo mes
del año anterior.
“Los hogares reajustaron su gasto
dando prioridad a servicios públicos, educación, salud y compra de artículos de
primera necesidad como alimentos, medicinas y productos de aseo personal y del
hogar”, completó la investigadora.
La evidencia recogida en reporte,
entonces, sugiere que, de momento, la transformación del sector se enmarca en
cuatro tendencias que si bien venían ganando fuerza antes de la crisis, se han
acelerado de manera visible y redefinirán el segmento del retail en el largo
plazo:
- El
ascenso de la renta variable: En el modelo de rentas tradicional, el arrendatario
paga un monto fijo por el área comercial arrendada, pero bajo el modelo de
rentas variable, el propietario del activo comparte el riesgo con el
arrendatario y la renta se establece como el mayor valor entre el
componente fijo (mínimo garantizado) y el componente variable en función
de las ventas. Si bien es cierto que en los últimos años el componente
variable ha ganado participación en el modelo de rentas, en el contexto
COVID-19 se ha acelerado dicha tendencia pues los arrendatarios, persiguiendo
alivios a su flujo de caja, han buscado migrar más hacia este tipo de
arreglo.
- El
espacio comercial se reconfigura: El cierre de tiendas físicas aceleró la
implementación de estrategias de omnicanalidad. Los consumidores se han
volcado al comercio electrónico, que evidencia cifras de crecimiento
sostenido (12% semanal durante abril y mayo) y han optado por modalidades
de compra que integran el mundo digital con el físico (“click and
collect”). Dichas tendencias, sumadas a la significativa reducción del
tráfico en tiendas, ha generado que cadenas minoristas y marcas
reconfiguren sus espacios, destinando una mayor proporción de área
comercial a almacenamiento y operación logística. Así, tiendas
tradicionales terminan convertidas en pequeños centros de despacho, que
permiten solucionar problemas logísticos de última milla y suplir la
creciente demanda de los nuevos canales de ventas.
- Restaurantes
pasaron del glamour y la experiencia al domicilio y la logística: El
sector gastronómico ha sido uno de los más impactados por el COVID-19: a
la fecha se han cerrado más de 27.000 establecimientos (30% de la
industria) y perdido alrededor de 120.000 empleos. Las restricciones en
funcionamiento y aforo, sumadas a la dificultad para lograr acuerdos en la
negociación de rentas, han sido las principales causas de muchos cierres.
Los que han logrado seguir operando han tenido que pivotear y reconfigurar
su oferta y operación para enfocarse en domicilios. Asimismo, el
desarrollo de formatos como las dark kitchens (redes de cocinas a puerta
cerrada de una o múltiples marcas donde se preparan alimentos para ser
enviados a domicilio) ha ganado protagonismo.
- E-commerce,
oportunidades perdidas por deficiencias estructurales: En Colombia el
comercio electrónico ha ganado terreno y las ventas crecen
exponencialmente, pasando de USD471 a USD5.207 millones de 2013 a 2019,
respectivamente, mientras que la participación de las transacciones
digitales en el PIB se cuadriplicó en cinco años pasando de 2,3% en 2013 a
8.5% en 2018. Las medidas para contener el COVID-19 dispararon la adopción
de nuevas modalidades de compra y los retailers se vieron obligados a
transformar sus modelos de negocio y a priorizar el desarrollo de
estrategias digitales que permitan responder a la creciente demanda de
pedidos en línea.
No obstante,
Colombia aún está en etapa de desarrollo, la industria del retail enfrenta importantes desafíos,
relacionados principalmente con la capacidad, eficiencia y estabilidad de sus
plataformas tecnológicas y logísticas para atender picos de demanda.
Pisar el acelerador de la transformación
La principal conclusión al ver
estas tendencias en su conjunto, según Pinzón, es que “estas no representan
nuevas transformaciones disruptivas en la industria de retail” sino una aceleración
significativa de algunos fenómenos que venían ganando fuerza antes de la crisis
del COVID-19.
El futuro del sector dependerá,
según la firma consultora, de la evolución de dichas tendencias pues aún es
incierto si en el largo plazo esta aceleración será vista como una adaptación
temporal a la actual coyuntura, o si será el momento de quiebre para unos
cambios estructurales que redefinirán la industria.
Si desea conocer el estudio en su
totalidad, con más datos, cifras y conclusiones relevantes, consulte el documento
adjunto o en este link https://www.jll.com.co/es/trends-and-insights/research/tendencias-retail-impacto-covid-19
Información e imágenes: Prensa JLL
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