Más allá de las cifras: la perspectiva de los trabajadores del sector funerario
Sin duda alguna la pandemia ha transformado la manera en la que las
personas perciben la vida; los besos y abrazos que anteriormente eran el pan de
cada día hoy parecen cosa del pasado. Los tapabocas y los protocolos han
llegado, al parecer, para quedarse y han traído consigo nuevos retos para que
los colombianos puedan salir avante de la situación. Ante este panorama, y con
el paso indiscriminado y devastador del COVID-19, que hasta la fecha ya ha dejado
más de 773.000 fallecidos en el mundo y un poco más de 15.000 en el país,
resulta aún más decorosa la labor de aquellos héroes silenciosos que tras
bambalinas día a día ponen el máximo de su empeño en la superación de la situación.
La otra cara de los
servicios fúnebres
La labor de quienes trabajan
en el sector fúnebre, resulta fundamental en la coyuntura actual, es por ello
que cada día, Rosa parte desde su casa, en la ciudad de Barranquilla, a su
lugar de trabajo; sobre las 6 de la mañana arranca su jornada laboral, a
sabiendas de que será un día difícil, ya que como ella lo expresa “de una u
otra manera, uno trabaja con las emociones de las personas en momentos muy complicados”,
sin embargo, esto solo la motiva a desempeñar su función de la manera más profesional
posible.
Entre llamadas, solicitudes,
comunicación con los dolientes, contacto con los parques cementerio, y demás
labores de su cargo, Rosa pasa sus días asistiendo a cientos de familias
colombianas. A través de sus más de 13 años de carrera en el sector y
recorriendo varias áreas de Grupo Recordar, ha forjado temple y tenacidad dignos de admiración,
valores que le han permitido mantenerse y superarse día a día; sin embargo, no
niega que la naturaleza de su trabajo en ciertas ocasiones le puede llegar a
afectar “como madre de familia y humana que soy, me afectan los casos que
recibimos y es por ello que hago mi trabajo con amor, consideración, ética y
profesionalismo”.
Se siente agradecida también
por el apoyo que desde su empresa les brindan a todos por medio de
capacitaciones, asesorías, herramientas y actividades de bienestar que ayudan a
que lleguen más fortalecidos a desempeñar su labor.
Y es que Rosa, se siente
orgullosa de su trabajo que define como una “casualidad”, ya que llegó a este luego
de trabajar en la firma encargada de la construcción del Parque Cementerio
Jardines de la Eternidad Sur. Por supuesto también supone un reto, “en estos
momentos es complicado informarles a los familiares de los fallecidos por COVID
o sospecha de positivo, que no podrán despedir con normalidad a su ser querido,
sin embargo, es nuestra labor acompañar a las familias y permitir que su ser
querido tenga una despedida digna en medio de la adversidad” añade Rosa.
En ese acompañamiento a los
familiares, resulta sumamente importante su labor, pues ella es una de las
encargadas de recibir la solicitud inicial del servicio y coordinar todo el
proceso de ahí en adelante hasta llegar al destino final. Por eso, desde el
primer contacto con el doliente, procura transmitir serenidad, ya que la
comunicación “debe hacerse con mucho tacto, explicar los pasos a seguir con
suma delicadeza; es importante pues son momentos en los que las personas no
tienen cabeza para muchas cosas, por eso uno debe ser claro y hacerle todo más
fácil a quien tome el servicio, hacerle sentir que no está solo” concluye
Rosa.
Al respecto, Ruth Acero, afiliada desde hace varios años a Grupo
Recordar, quien debió tomar los servicios para despedirse de su madre, afirma: “Me
sentí muy acompañada en todo el proceso, todos los colaboradores trabajaron de
manera solemne y con el mayor de los respetos. El acompañamiento fue de una
calidad humana impresionante, todos los detalles me conmovieron e hicieron que
mi experiencia fuera mucho menos traumática. Y no solo eso, después del servicio,
aún siguen acompañándome y haciéndome sentir su apoyo a través de la unidad de
duelo”.
El héroe detrás de lo visible
Por otra parte, en tiempos de pandemia las cremaciones han dado mucho
de qué hablar pues según la norma son el método más recomendable cuando fallece
algún sospechoso o positivo para COVID, es por eso que, detrás de reflectores,
los operarios de los hornos de cremación trabajan incansablemente para que las
víctimas de este fatídico virus puedan tener un destino final con las mayores
garantías.
Para Alcibiades Fernández padre de dos hijos y abuelo de una pequeña,
ser operario de horno del Grupo Recordar es un trabajo “que nadie quiere
hacer pero que es necesario”. Después de trabajar en una empresa de
electricidad, y luego de una charla con un amigo, ingresó a la compañía en enero
de 1994 al cargo en el que 26 años después se mantiene. Reconoce que no es una tarea fácil, y que en
un principio le costó noches de desvelo, sin embargo, por más de dos décadas de
experiencia, es consciente de que su labor es simplemente “el respeto a la
dignidad humana” y que en estos tiempos difíciles es fundamental cumplirla
a cabalidad.
Alcibiades sale todos los días desde el barrio Lijacá, en la ciudad
de Bogotá, aborda su automóvil, o su bicicleta y se dirige al Parque Cementerio
Jardines del Recuerdo. Él manifiesta que no le da miedo su labor, pues todos
los días se encomienda a las “almas benditas” que lo acompañan todos los
días. Una vez instalado en su puesto de trabajo, procede a ponerse el uniforme,
y los implementos de bioseguridad que en este tiempo son mucho más exigentes
debido al aumento de la demanda de servicios funerarios.
El operario afirma que en un primer momento se generó mucha
incertidumbre alrededor del virus pero que la empresa ha estado atenta
entregando la información, los elementos de protección personal y los
protocolos, además de campañas que le permiten trabajar con la seguridad
necesaria., “la mayor responsabilidad es conmigo mismo, la empresa me brinda
todos los implementos de bioseguridad, además procuro leer e informarme sobre
el tema, de esta manera me cuido y cuido a los míos. La idea es hacer un
trabajo consciente” añade Alcibiades.
A pesar de lo difícil de su función, recuerda su oficio con suma
gratitud, “siempre tengo buenos recuerdos de mi trabajo, hay familias a las
que le he prestado servicios hace más de 20 años y hoy en día van al parque
cementerio y me recuerdan con cariño”. Como él mismo lo manifiesta es una
labor necesaria, que él afronta con el mayor compromiso y entereza. De esta
manera, apartado de los focos y con una modestia impresionante, continúa
trabajando día a día para que los colombianos despidan a sus seres queridos con
respeto y dignidad.
A estos dos personajes, se le suman cerca de 2.000 colaboradores, de
los cuales 500 son operativos en parques y funerarias y, que según el análisis
de riesgo se les entregan sus elementos de protección personal gracias a los cuales
pueden, en distintos frentes, apoyar la labor de preparar el destino final y de
mitigar el contagio del virus, siguiendo los protocolos, cuidando su integridad
y la de sus familias, pero siempre poniendo su corazón para prestar el
acompañamiento a 7.500 familias que han depositado su confianza en esta
compañía y que lamentablemente se han despedido de su ser querido en esta
coyuntura.
Porque más allá de los números
están las vidas que se apagaron; los médicos, personal de salud y autoridades,
sumado al personal del sector funerario, quienes luchan en los primeros frentes
para atender esta pandemia que acaeció en el mundo. Porque son personas, son familias…apoyando a
otras familias.
Información e imágenes: Prensa GRUPO RECORDAR
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